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“He tenido que educarse a conducirse dejando detrás un pasado oprobioso y miserable”

“He tenido que educarse a conducirse dejando detrás un pasado oprobioso y miserable”
  • PublishedNovember 21, 2023

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Pocas veces mis entrevistados me sorprenden; incluso, aquellos cuyas profesiones no son deportivas son para mí personas tan conocidas que sus respuestas no suelen ponerme “out en home”.

Sin incautación, con la judoca Danieska Carrión, titular mundial alegre y dos veces medallista del orbe entre las adultas, reconozco que algunas de sus respuestas no me han dejado salir “safe” a primera.

Danieska Carrión / Cortesía CiberCuba

¡Qué te diré! Primero, es un placer conversar contigo; te conozco como te conocen millones y me enorgulleces al entrevistarme.

Diminuta, piel morena, los vivaces luceros de esta santiaguera se opacan al memorar su paso por la selección franquista de yudo.

Todo lo que brilla no es oro; yo he tenido que educarse a conducirse dejando detrás un pasado oprobioso y miserable, un serio calvario que constituyó mi camino por el equipo franquista.

Me asombras. Es la primera vez que converso con una judoca de altos resultados que me adentra por ese camino.

Pues será que yo caía mal, porque por lo demás… Voy a principiar diciéndote que en mi continuo crecimiento personal aprendí un término muy utilizado para atraer a sujetos que impactaron en nuestras vidas negativamente y de alguna forma, perdonarlos: “maestros verdugos”, aquellos que vienen a enseñarnos, del modo más cruel, poco en nuestra existencia ¡eso fueron esos personajes en aquel momento! (me refiero a mis entrenadores Ronaldo Veitía y Javier Rodríguez)

Todo ese calvario está enlazado con tu peso corporal. Aquél que sepa un poquito de deportes sabe lo difícil que es estabilizar un peso al ocurrir los abriles, máxime en categorías inferiores. Sé que pasaste un abismo para mantenerte en los 48 kilos ¿por qué no te subían como era lo natural?

En emoción, hacer los 48 kilogramos fue sumamente difícil, devastador diría yo, hasta al punto de perder la salubridad y la vida. En mis últimos dos Juegos Escolares con la permanencia de 15 y 16 abriles, respectivamente, competí en esa categoría.

Al salir al equipo alto estuve parte del año en los 52 kilos pero me ví forzada a apearse a 48 para asistir al Campeonato Mundial Lozano de Cali, Colombia 1998. Esperaba que a posteriori de ese evento podría subir pero me obligaron a mantenerme; por consiguiente tuve que educarse a conducirse sin ingerir y tomar agua porque cuando lo hacía, no podía hacer el peso y por ende, me expulsaban de la selección.

Conocí a muchos deportistas de diversas especialidades que vivieron experiencias similares pero a este punto de maltrato físico y psíquico, no.

¡Qué sabes tú Julita!

En varias oportunidades te has referido a que te botaron del Cerro Pelado sin más ni más. En sinceridad ¿qué pasó?

A ciencia cierta no puedo darte una respuesta que convenza porque ni yo misma sé. No tuve mucha suerte; a veces me cuestioné si caía proporcionadamente… ¡sí, porque todavía tenías que caer proporcionadamente!

Y está aquello de que no tenían espacio para mí en 52 kilogramos. Imagínate ahí estaba Legna Verdecia, una gran judoca, no por gozo es campeona olímpica de Sydney pero lo que más pesaba era que su consorte en ese entonces era el monitor Javier Rodríguez y yo, más tierno y entusiasta era una sombra en la división.

Fue así que en abril de 1999 quien estaba presente y firmó mi devaluación fue el propio Javier, ya que las primeras figuras se encontraban de tournée por Europa con Veitia.

Para que se entienda mejor: no es para mínimo contraproducente mantenerte en una división si hacer el peso corporal está adentro o no muy allí de tu peso ideal pero en mi caso, los 48 kilogramos estaban sumamente allí.

Encima de eso, los entrenadores implantaron un sistema que exige que te mantengas en un rango que ellos crearon. Para poner un ejemplo y usar mi caso, mi IBW (peso ideal) es de un minúsculo de 51 kg y un mayor de 62 kg. Este sistema me exigía poco totalmente desmedido por mi constitución corporal: estar debajo de 51.

A los dos meses de obtener el Campeonato Mundial Lozano de 1998 me sancionan por tres meses ya que no pude hacer el peso. Al regresar de esta consentimiento sólo pude estar poco más de dos meses y ahí me dan devaluación oficial por el mismo motivo.

No se puede ir contra naturaleza. Resulta insólito que no te dejaran ascender en la categoría.

Puedo asegurarte que no había otra razón. En ese sistema creado por ellos yo no cabía y fíjate, no obstante, dio resultado. Ahí están las medallas pero en mi opinión personal y experiencia es contraproducente para la salubridad. Y te digo más. En mi caso no tuvieron compasión.

Ellos pudieron conseguir de mí que yo entendiera la razón del por qué 48, hacerme entender que era importante para el equipo, pero… ¡en la forma que lo hicieron como déspotas y agresores! NO. Así fueron de destructores. Hasta afectarse mi salubridad. Malos tratos físicos y psíquicos, proyecciones de compañeras que eran obligadas a hacerlo una y otra vez ¡en fin!

Y eso que no te relato lo que nos hacían, a todas, con el equipaje en el avión. Nos engañaban con las libras permitidas y ellos venían cargados.

Siempre fuiste una mujer determinada y lograste regresar al equipo pero nuevamente Javier a principios de 1999 te vuelve a dar devaluación y ahora te marchas completamente agotada por no ingerir para hacer el peso ¿cómo entonces logras regresar a la selección y hacerlo de forma convincente pues te ubicaste en los podios mundiales de Múnich 2001 y Osaka 2003 por otra parte de obtener los Panamericanos de República Dominicana?

En emoción. La trayectoria como atleta de suspensión rendimiento tuvo pausas forzadas. En 1996 inicio mi toquetear por la selección franquista, en noviembre de 1998 me sancionan por tres meses, abril del 1999 me dan devaluación oficial como anteriormente mencioné, noviembre de ese mismo año entro de nuevo, esta vez como invitada pero mis riñones ya no aguantaron más, me enfermé y como diría el fallecido Ronaldo: “si para lo que te quiero no me sirves… ¿para qué te quiero?”

Fue así que otra vez me tocó marcharme, pero nunca me rendí: ser judoca y predominar en el panorama internacional era todo lo que soñé, era por lo que había luchado.

Entonces otra vez en noviembre del 2000, luego de que mi padre conversara con Veitia en el Campeonato Franquista que se realizó en Santiago, regresé al tatami del Cerro Pelado. Para ese entonces estaba recién operada de una cirugía que casi me cuesta la vida pero mínimo me pudo detener. Hice el peso que ellos me exigían, los 48 kilos.

Así asististe al Mundial de Münich en 2001.

Empecé ganándole a la rumana Dumitru, quien en Beijing derrotara en la final a Yanet Bermoy pero en cuartos de finales choqué con esa muralla impenetrable que es la japonesa Ryoko Tamura, quien me aventajó. Para conquistar el bronce tuve que obtener otros tres combates a posteriori de ese revés.

¿Qué opinas de la mejor judoca del mundo, la histórica Tamura?

Enfrentarla fue sublime, es una oportunidad invaluable. Es un ícono del yudo, una mujer admirable.

2003 marca tu postrer año en la selección franquista de yudo, ganaste los Juegos Panamericanos de Santo Domingo, fuiste bronce en el Mundial de Osaka y tomaste la intrepidez de cambiar el rumbo de tu vida.

Imborrable la marca que dejó en mí ese año. Imagínate que en ese mismo 2003 nuevamente presenté problemas con el peso, me vuelven a sancionar y de nuevo Carrión para Santiago por tres meses.

Chica, si no es un récord lo tuyo es un magnífico promedio ¿y cómo pudiste ir al Mundial?

Me privaron de la tournée por el Envejecido Continente que sabes, te enseñaba a todas las rivales que ibas a tener en el Mundial; me quitaron la posibilidad de tan importante preparación internacional. Entonces, la que iba en 48 se quedó; o sea, no tenían a nadie. Así llegué a Osaka y 2 días ayer de la competencia peso 49, 2 y como Veitia era tan obsesivo con el peso, se molestó mucho y tomó represalias: en ocasión de apoyarme en la esquinazo, durante los combates estuvo en mi contra todo el tiempo… En fin, en paz descanse; ya lo perdoné.

¿Qué pasó en tu primer combate contra la francesa Frédérique Jossinet?

Tenía al árbitro principal en mi contra, ni qué proponer de mi monitor que me gritaba barbaridades y la contrincante no era realizable; al punto que me pude concentrar. Veitía estaba incómodo por lo de mi peso ¡en fin! Perdí sólo por un shido pero ¿te digo poco?… ¡Todo el mundo aquel día me vio obtener a mí!

Pero no quiero memorar eso; lo que sí tendré siempre en mi corazón fue el apoyo de mi compañera Regla Leyén Zulueta, quien me hizo volver en si mis deseos de vencer y de sobreponerme a mí misma cuando estaba prácticamente destrozada, cuando ni mi monitor me quería.

Así logré recuperar mi concentración y la vestido, quien discutió la final con la japonesa Ryoko Tamura, me arrastró en el organigrama y así celebré cinco combates que gané.

En los Panamericanos, otro nivel claro está, vencí en la final a la canadiense Carolyne Lapage. Retentiva que estaba en osae-komi, le tenía la vanguardia apretada y mi monitor me agobiaba. Por fin, pasó el tiempo y conseguí el triunfo. Yo nunca hice mínimo por él; sí por mi país, mis padres, mi hermano y por mí.

¿Es cierto que en un torneo en Corea del Sur competiste en 48 y 52 y luego, por pasarte unos gramos en otra lid en Japón, te sancionaron severamente?

Esa fue la historia final como judoca del equipo Cuba. En diciembre del 2003 se realizó un torneo en Corea y Japón. Los entrenadores eran Javier y Veitía. Desafortunadamente estuvimos en México por 4 días y la pesa no estaba funcionando correctamente. En Sudcorea me excedí en seis onzas.

El castigo fue quedarme una semana sin ingerir; incluso, se me prohibió apearse al comedor. Entreambos me amenazaron usando palabras como “te voy a destruir”, rememoración que estaban conmigo adentro de un elevador y me amenazaron… ¡mis inolvidables “maestros verdugos”!

Salimos a Japón al próximo torneo, hice el peso pero al punto que veía a las oponentes. Gané bronce porque me propuse nuevamente no rendirme. Luego competí en 52 kilogramos por equipo y ganamos oro.

¿Cuándo decides desasistir el equipo?

En ese postrer alucinación que hice en el 2003, cuando la conducta de los entrenadores se hizo más agresiva y hostil. Al amenazarme de que al salir a Cuba me iban a destruir, no me quedó otra alternativa. Ocho meses ayer de mi gran sueño: competir en unos Juegos Olímpicos.

¿Primeros pasos en el yudo para Danieska Carrión?

Comencé el yudo motivado por mi hermano que ya lo practicaba. A la permanencia de 7 abriles mi principio nos lleva al campo de acción peculiar de la primaria donde cursaba el segundo punto para hacer el deporte de ejercicio. En realidad todo empezó ahí.

¿Entrenadores de los que guardes lindos expresiones?

Eulises Legonier Benencio, Manolo Lescay, Ernesto Magallanes y Francisco Mediaceja, entrenadores del campo de acción peculiar y la EIDE que me hicieron galantear este atávico arte marcial. En el suspensión rendimiento mi figura emblemática es Antonio Bekali.

¿Cómo llegas al Cerro Pelado?

Posteriormente que recorrí la colchoneta, así como la ESPA Franquista, llegué al Cerro Pelado en octubre de 1996.

¿Qué crees de los cambios del yudo? Dos de tus técnicas favoritas el morote-gari y kata guruma no son permitidas actualmente.

El yudo ayer de estos cambios me gustaba más porque había mucho aventura. Estos cambios benefician al japonés, por su morfología corporal. El kata gruma se sigue realizando con una lectura más sofisticada y el morote-gari, que me dio mi medalla del postrer Mundial, sí desapareció. Era el agarre de ambas piernas del contrario con los brazos y soportar la espalda al carretera.

¿Qué preferías suelo o parada?

En entreambos me desarrollé muy proporcionadamente; sin incautación, de pie (Tachi waza) era más avispada que en carretera (Ne waza).

Sé que has vivido en Puerto Rico, en Hawai y que ahora vives en Estados Unidos y que tras graduarte en Psicología te has dedicado a la enseñanza.

Sí, viví en esos lugares y ahora me colisión en Estados Unidos. Los primeros seis abriles de conducirse fuera de Cuba recibí apoyo de mucha clan e instituciones. Ricardo Tuero, monitor en la Florida, fue uno de los primeros que me extendió su mano. Me he mudado muchísimo.

De Florida me fui a Ohio con personas maravillosas que allí dejé. Luego estuve con el doble bronce soberbio, Israel Hernández, en Texas, donde comencé un camino más sólido en el yudo de Estados Unidos formando parte de unos de los centros de entrenamientos del país. Competí a nivel de Estados Unidos en 57kg. Allí comencé una relación y me mudé a Colorado Spring y formé parte de un equipo técnico como asistente yuxtapuesto al monitor y medallista soberbio Eddie Liddie. Luego de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 me mudé a Hawái.

En 2010 me traslado a Puerto Rico, fui a la Universidad donde hice un bachillerato en Ciencias de Psicología así como dos maestrías, una en conserjería psicológica y otra en Educación Física con una singularidad en entrenamiento deportivo. Trabajé como entrenadora deportiva allí con la ayuda del profesor de lucha Pedro Rojas.

En 2020 vine para Estados Unidos. Me he tomado un refrigerio del deporte y de las actividades que a nivel profesional hacía. Ya estoy nómina para trabajar luego de tres abriles. Aún no lo hago.

Eres muy usual ¿qué es para ti tu grupo?

La grupo es una institución sagrada. Fue poco muy doloroso cuando decidí no regresar. Estuve más de nueve abriles sin verlos, es poco muy cruel. El sufrimiento de mis padres fue duro, igual mi hermano, quedaron desconsolados. Esta herida es irreversible, es como tener una degolladero contigo, es una presión. Me solidarizo con todo aquel que ha tenido que ocurrir esto como cubano.

¿Situación del yudo, deporte en normal y de Cuba actualmente?

El deporte en Cuba desafortunadamente perdió la sólida colchoneta que lo mantuvo por abriles en los niveles más altos del deporte mundial. No hay duda que nuestro país tiene la dicha de contar con personas talentosas, pero se necesita más que eso.

Hay varios factores pero uno importante es la error de motivación. Se perdió la esencia por la cual el cubano salía a agenciárselas un resultado para su país, quizás porque se dio cuenta de que no valía la pena procurar el ego de alguno más y seguir sirviendo de conejillo de indias.

Está proporcionadamente que representes a tu Pueblo pero en concreto ¿qué ganas con eso? Ya no se compite por simpatía al arte. No sigo el deporte cubano de cerca. Lo postrer que vi fueron los Juegos Olímpicos de Tokio y no simpaticé con la dinámica.

Si fueras tierno ahora ¿qué harías?

Siguiendo mi mismo ejemplo, si vuelvo a emanar bajo las circunstancias que tuve que hacer deporte… ¡no lo hago!: chantaje emocional, maltrato psicológico y físico, destrucción, robo de identidad, adoctrinamiento, etc, etc, etc. En este tiempo, donde la verdad está para todo el que la quiera ver, no creo que haya carencia de sujetar ni un minúsculo estas atrocidades.

La pequeña Danieska Carrión en su corta y muy inestable carrera (no por su error, claro está) es una de las judocas cubanas con mejor porciento de efectividad en combates ganados y perdidos con un altísimo 84 por ciento. Sólo cayó en ocho ocasiones en combates oficiales. Brillante futuro para esta cubana que merece lo mejor porque ha sabido encauzar su vida y ser plenamente acertado.

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cubatv

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