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  • PublishedNovember 20, 2023

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Foto: Presidencia.

(Versiones Taquigráficas – Presidencia de la República)

Queridos compatriotas:

“Efectivamente el sentimiento de la Estado es cachas”. Esa frase de Fidel al final del conversación con los muchachos de la Tropa Antonio Maceo, hace 46 abriles, podemos repetirla hoy aquí.

Si a quienes vivimos en ella nos revienta el pecho de orgullo cantar el Himno Franquista, escuchar sus acordes en la trompeta de Alexander Abreu o mirar las palmas desde las ventanillas de un avión, al regreso de un alucinación, no es difícil imaginar la emoción de quienes, como ustedes, sienten lo mismo viviendo acullá de Cuba.

Es ese sentimiento el que ha animado todos los diálogos desde entonces hasta hoy. Es el que nos ha permitido crecer entre encuentros y desencuentros, aciertos y desaciertos, salvando siempre lo que nos une por encima de todo lo que pudiera separarnos.

Y es lo que nos ha emocionado constantemente en estas jornadas de intercambios y deliberaciones que, por más actuales que sean en su contenido, activan la memoria y acrecientan la reconocimiento en dirección a quienes labraron, con paciencia, fe y patriotismo, el camino del diálogo, el respeto y el entendimiento, cuando parecía inútil.

Hace poco, en casa, en comunidad, precisamente la semana pasada, vimos otra vez el documental 55 hermanos. Cinco de aquellos muchachos están presentes hoy aquí. Las huellas del tiempo no han cambiado sus sentimientos. A ellos debemos decirles gracias por aclarar el camino, por no cansarse, por hacer verdad el estribillo que cantan todos al final del documental: “la Estado ha crecido, dijo el Comandante…” (Aplausos).

Aquel hermoso reunión de jóvenes compatriotas fue la descubierta de otros emigrados a los Estados Unidos que aceptaron la invitación de las autoridades cubanas para, en conjunto, participar en el diseño de un nuevo maniquí de relación entre la nación y sus hijos radicados en el exógeno, sobre la colchoneta del respeto irrestricto a la soberanía e independencia de Cuba.

Aquellos gestos patrióticos estuvieron acompañados de muchos retos y peligros. Los asistentes se vieron obligados a desafiar las amenazas y la violencia provenientes de los opositores al diálogo, quienes contaban, y cuentan, con el respaldo del Gobierno estadounidense, cuya política contra Cuba ha variado poco o casi mínimo en tantos abriles.

Era necesario, adicionalmente, pasar dudas y prejuicios, aprender diferenciar entre los intereses e inquietudes que los cubanos residentes en el país del septentrión tenían y la hostilidad en dirección a Cuba del Gobierno norteamericano.

Hoy estamos en un momento muy diferente. El mundo en que vivimos ha cambiado, nuestro propio país ha continuado profundizando su proceso de transformación, la presencia de cubanos residiendo fuera es mucho más numerosa y variada y se asienta o permanece en muy diversas latitudes.

Lo reconoció el Militar de Ejército Raúl Castro Ruz al expresar: “Hoy los emigrados cubanos, en su abrumador mayoría, lo son por razones económicas […] casi todos preservan su acto sexual por la comunidad y la país que los vio germinar, y manifiestan […] solidaridad en dirección a sus compatriotas”1.

Pero gracias a los protagonistas de aquel primer acercamiento y los que vinieron a posteriori, los vínculos son más frecuentes, activos, abiertos, influyentes y cada vez transcurren de modo más natural.

Ficticio olvidar en cualquier recuento de esta larga y dramática historia a Carlos Muñiz Varela y a José Eulalio Negrín Santos (Aplausos), defensores del Diálogo y de los vínculos con Cuba, vilmente asesinados por despiadados enemigos de la nación y de los lazos de sus hijos con ella. Nuestro maduro examen a sus compañeros, aquí presentes, que han peleado sin refrigerio para que se haga jurisprudencia.

Cada acto de acercamiento y solidaridad con la país será el más sentido y el mejor de los homenajes a los mártires y a otros compatriotas que no están físicamente entre nosotros y que se entregaron completamente a la encomienda martiana de alcanzar la mecanismo en pos de la defensa de la país.

Los esfuerzos realizados, los riesgos asumidos y la cepa derramada son las más fértiles semillas del árbol franquista. ¡Cero fue en vano!

Durante estas jornadas, adicionalmente de honrar la palabra empeñada cuando como causa de la COVID-19 nos vimos obligados a suspender el conversación previsto en el año 2020, estamos cumpliendo con un deber histórico: continuar el camino emprendido con la entrevista a Cuba de los 55 valerosos jóvenes de la Tropa Antonio Maceo, en diciembre de 1977, preludio del denominado Diálogo entre el Gobierno de la República de Cuba y personalidades representativas de la comunidad cubana en el exógeno o Diálogo del 78 y las tres conferencias posteriores de La Nación y la Éxodo, realizadas en abril de 1994, noviembre de 1995 y mayo de 2004.

En aquel renombrado conversación de 1978, promovido e impulsado por el Comandante en Jerarca Fidel Castro Ruz, se ratificó que la Revolución deseaba reforzar los vínculos con los cubanos radicados en el exógeno, para lo cual tomaba en cuenta, en primer emplazamiento, los intereses de esa comunidad.

Lo dijo claramente Fidel: “De una modo o de otra, por distintas vías, habíamos llegado ya a tomar conciencia de los problemas de la comunidad cubana en el exógeno, de su deseo de perseverar su identidad, de su deseo de preservar sus títulos morales, sus títulos culturales; en fin, un esfuerzo de identidad”2.

Como diría José Martí, al fin qué es la Estado sino “comunidad de intereses, mecanismo de tradiciones, mecanismo de fines, fusión dulcísima y consoladora de amores y esperanzas”.

Al igual que en 1978, en nombre del Gobierno cubano les reitero la voluntad de continuar desarrollando un diálogo franco y amplio, sobre la colchoneta del respeto mutuo y la defensa de la Estado. Hoy como ayer, con el compromiso de no cejar en la batalla por poner fin al corte genocida que tanta carencia, dolor y fractura ha provocado en la comunidad cubana.

Como víctimas directas o indirectas de esa criminal política, todos los aquí reunidos estamos conscientes de que constituye el maduro obstáculo al fortalecimiento de las relaciones del país con la mayoría de los cubanos que residen en el exógeno, toda vez que dificulta el flujo regular, arreglado y seguro de viajeros, afecta los vínculos entre los nacionales residentes en Estados Unidos y sus familiares y amigos en Cuba; coarta derechos de nuestros connacionales en el exógeno y afecta, en primer emplazamiento, a sus familiares.

No voy a extenderme poniendo datos que más que cifras son heridas abiertas en el cuerpo de la nación y en el centro de su alma, que es la comunidad cubana. Detrás de cada actividad de corte, amenaza, intimidación; detrás de cada uno de los 15 millones de dólares diarios de afectación que se cuantificaron en los primeros 14 meses de una dependencia como la de Biden; detrás del número, enorme pero inerte, hay niñas y niños, jóvenes, ancianos, madres, abuelos…, hay un país castigado por la osadía de ser suelto, independiente y soberano a 90 millas de un imperio.

Pero ese país contumaz e imperfecto no solo cuantifica y denuncia el crimen. ¡Cuba resiste y crea! Ni seis décadas de corte que apuestan al agotamiento humano, ni más de 200 medidas de estupendo demolición de los pocos avances anteriores han podido con la resistor creativa de este pueblo del que nacimos ustedes y nosotros, mezcla formidable de etnias, culturas, inmaterial, que sólo podrá ser vencida por sí misma el día que perdamos los sueños de un mundo mejor posible.

Esa resistor creativa es la que explica el exitoso enfrentamiento cubano a la pandemia cuando más apretó el corte y Estados Unidos obstaculizó, incluso, la adquisición de oxígeno medicinal. Es la idea y la consagración de la que brotaron cinco candidatos vacunales, de ellos tres vacunas probadas con eficiencia y efectividad, y ventiladores pulmonares criollos que, por sus prestaciones, compiten con los mejores del mundo.

Un software de diligencia de gobierno basado en ciencia e innovación traduce las ideas en realizaciones y obras que nos enorgullecen, sin que por ellas renunciemos a la autocrítica y la conciencia de todo lo que nos error para saltar los muros del corte.

Nuestra maduro fuerza está en el talento, el esfuerzo y la invencible creatividad del cubano, y en la obra de seis décadas de la Revolución.

En esa obra incluimos, por supuesto, la solidaridad que damos y recibimos desde todos los rincones del planeta, de todas las personas de buena voluntad que nos acompañan en la pelea contra el corte, y, para satisfacción y alegría, en primerísimo emplazamiento, de las cubanas y cubanos que tienen a la país geográficamente acullá, pero sentimentalmente en el centro de sus corazones. Siéntanse, entonces, reconocidos en esta trofeo cotidiana sobre quienes nos adversan a la que llamamos resistor creativa.

Compatriotas:

A pesar de la política agresiva del Gobierno estadounidense, del recrudecimiento del corte, de la persecución financiera, de la calumniosa, falsa, inaceptable calificación de Cuba como Estado patrocinador del terrorismo y de campañas mediáticas plagadas de mentiras y manipulación que buscan desacreditar y socavar todos los esfuerzos del Gobierno por pasar el cerco financiero, desde la hostigada Cuba se han promovido y superpuesto numerosas medidas durante los últimos 45 abriles, y han sido significativos los avances en materia de fortalecimiento y diversificación de los vínculos con las cubanas y cubanos residentes en el exógeno.

Nuestro Canciller recordaba palabras del Comandante en Jerarca Fidel Castro y del Militar de Ejército Raúl Castro, líderes históricos de la Revolución, que sus continuadores defendemos con respeto y arrobamiento por su obra en patrocinio de la normalización de la relación de la nación con sus emigrados, por encima de coyunturas políticas promovidas por quienes insisten en derrotar a la Revolución por todos los medios posibles.

No voy a repetirlas. Los cambios más trascendentes en esa política empezaron hace 45 abriles con aquellos diálogos históricos; se fortalecieron en la última término con importantes decisiones para respaldar la institucionalidad y los derechos de la ciudadanía cubana, un proceso al que tenemos el deber de dar continuidad y, adicionalmente, lo hacemos.

Eso ocurre mientras las administraciones estadounidenses refuerzan las medidas coercitivas y amenazan con nuevos castigos a las familias cubanas. Ya no solo obstaculizan visados y accesos regulares a un país donde vive la maduro parte de la marcha cubana. Un congresista anticubano muy influyente en la política de ese país está exigiendo que pierdan su status de refugiados aquellos que regresan a Cuba de holganza. Pedirlo es el maduro mentís a las campañas que politizan toda la marcha cubana.

Los creadores y sostenedores de la eliminación económica contra Cuba tratan de doblar, mediante campañas de descrédito y difamación ampliamente financiadas con el fortuna de sus contribuyentes, nuestro vínculo natural y creciente con los emigrados.

A pesar de la continua víveres del odio, en la ahora existen 138 asociaciones de cubanos en 57 países. Incluso, en lugares donde no están creadas formalmente estas organizaciones son muchos los que participan en tareas de apoyo y en actividades que organizan en conjunto con los movimientos de solidaridad y con nuestras representaciones diplomáticas y consulares.

Quiero decirles que nos enorgullecen y reconfortan mucho los disímiles mensajes de condolencia, ofrecimientos de ayuda y donaciones enviadas por ustedes durante la pandemia de la COVID-19, y cuando sufrimos los lamentables accidentes en el Hotel Saratoga, en la Almohadilla de Supertanqueros de Matanzas y delante los daños provocados por el azote del huracán Ian en el poniente del país, por solo mencionar los casos más recientes.

“A la país se le puede dejar siempre, pero nunca cuando se halla en trances difíciles”, dejó dicho Martí, y ustedes honran ese principio. Ustedes están al flanco de la país cuando los necesita. Cuba reconoce, valora y cuenta con su ayuda.

La maduro parte de los connacionales mantienen un vínculo estable y fluido con la país, comparten sus éxitos, se solidarizan con nuestras causas, se muestran interesados en la situación del país y en aportar y contribuir a su ampliación socioeconómico. Más aún, al hacerlo, aflora y contagia ese sentimiento misteriosamente profundo que provoca esa que además Martí calificó de dulcísima palabra: “cubano”.

Esa cubanía, que no depende de caracterizaciones etnográficas, la definió como nadie el sabio Don Fernando Ortiz: “No puntada para la cubanidad tener en Cuba la cuna, la nación y la vida; aún error tener la conciencia. Pienso que para nosotros los cubanos nos habría de estipular la distinción de la cubanidad, condición genérica de ser cubano, y la de cubanía, cubanidad plena, sentida, consciente y deseada; cubanidad responsable, cubanidad con las tres virtudes: de fe, esperanza y acto sexual”.

Insistimos en la fórmula martiana de una Cuba con todos y para el admisiblemente de todos, dejando claro que en ese “todos” no caben los que conspiran contra la nación para agredirla y ofenderla, los que piden invasión y atrevimiento para matar a su propio pueblo, ni aquellos que manchan la Bandera de la Hado Solitaria con la disposición anexionista de convertirnos en el Estado 51 de la Unión Saco, y acosan y agreden a los artistas y deportistas que nos representan en escenarios y eventos internacionales.

No nos negaremos de ningún modo a crecer en derechos para todos, menos para aquellos que viven y trabajan a sueldo de otro gobierno con el fin concreto de destruir nuestro esquema y su obra siempre inconclusa de batalla por el maduro fracción de jurisprudencia social posible.

Nuestros brazos estarán abiertos con el examen agradecido para cobrar y abrazar a quienes arriesgan su integridad personal y hasta la vida por defender y apoyar a la país en la hora difícil, como la legendaria Alianza Martiana, Puentes de Simpatía, los grupos solidarios que cada mes, bajo el frío, la diluvio y el ataque de los odiadores, salen a las calles de cientos de ciudades del mundo a pedir el fin del corte a Cuba (Aplausos).

Podríamos sostener, al observar lo que aquí se ha dicho y discutido, que esta conferencia nos ha permitido realizar un arqueo profundo de lo conseguido en el ámbito de los vínculos con los nacionales en el exógeno e identificar las áreas en las que nos queda por trabajar en conjunto, pero, más importante aún, constituye un nuevo punto de partida en dirección a metas superiores y por consiguiente más retadoras.

Me atrevería a sostener, sin temor a equivocarme, que todos los presentes en la sala compartimos la apreciación de que los vínculos entre Cuba y sus nacionales en el exógeno están hoy en uno de sus mejores momentos. El árbol plantado hace 45 abriles es cachas, vigoroso y protector como una ceiba.

Una de las virtudes de estos encuentros y del extenso proceso iniciado en 1978 es que no depende de las relaciones, los contactos o incluso la opinión de otros gobiernos. ¡Este es un prueba estrictamente cubano, entre cubanos y para los cubanos! (Aplausos.) (Exclamaciones de: “¡Viva Cuba suelto!”)

Que sea precisamente la independencia y la soberanía de la nación la prioridad compartida, ha hecho posible que se avance de modo resuelta e irreversible en dirección a objetivos comunes, sin que las diferencias políticas, ideológicas o de otra índole puedan impedirlo.

En casi todos ustedes impresiona el modo en que se acercan a la país, con una conducta de respeto y comprensión en dirección a las realidades del país y los legítimos derechos de quienes viven, trabajan, se sacrifican y luchan en él, lo que además contribuye al fortalecimiento de nuestras relaciones.

Espero que todas las presentaciones realizadas durante la Conferencia hayan permitido, como nos propusimos, trasmitirles de primera mano la percepción sobre los avances en el enrevesado universo de las relaciones entre la nación y sus emigrados, y actualizarlos con franqueza sobre la verdad que hoy vive el país. Del debate, rico en ideas y matices, que transcurrió tanto en el plenario como en los pasillos del Palacio de Convenciones o en los escenarios de las actividades colaterales, todos hemos aprendido.

Eliminar el corte, preservar las indiscutibles conquistas sociales, no retornar a los horrores del pasado de explotación y sometimiento de la país han sido planteamientos fundamentales de amplia coincidencia entre los participantes, que nos demuestran el patriotismo sincero que pervive en la comunidad cubana asentada en el exógeno.

Todavía lo es la defensa irrenunciable al derecho a la autodeterminación y a la prerrogativa de dirimir, resolver y pasar nuestros propios problemas sin injerencia extranjera y sin la permanente coerción del Gobierno estadounidense. Es un derecho que tiene o debería tener toda nación y que los cubanos atesoramos como una reto conquista a la que no vamos a renunciar.

Los intercambios sostenidos durante las últimas 48 horas nos han permitido esbozar el camino a seguir en función de incrementar la billete de los cubanos residentes en el exógeno en el ampliación socioeconómico de Cuba, y en procesos de carácter eminentemente político, como lo fueron las consultas populares sobre la nueva Constitución y el nuevo Código de las Familias, en investigación de seguir el proceso transformador y consolidar el socialismo autóctono y centrado en alcanzar la maduro jurisprudencia social para todos.

Hemos tenido la posibilidad de permutar ampliamente sobre las oportunidades que representan el ampliación de las tecnologías y la informática, en función de proyectar una imagen viva de Cuba, con luces y sombras, pero siempre orgullosos de nuestra historia, de la capacidad de resistor y del cesión de jurisprudencia social aprehendido en esta tierra contumaz y digna.

Una vez más, la civilización se confirma como el autor principal que nos identifica, nos une y nos enorgullece. Al destacar nuestra cubanía, aspiramos a estimular los vínculos con las nuevas generaciones de cubanos residentes en el exógeno, a través del fortalecimiento de los nexos culturales e históricos con su país o el de sus padres.

Quiero ratificarles, adicionalmente, que allá donde estén llegará además la público y protección consular siempre que sea requerida y posible. Es nuestra política y un deber de las embajadas y consulados cubanos adjuntar, asistir, proteger cuando sea necesario y factible, a los cubanos residentes en el exógeno. Los hechos ahorran mis palabras. Frente a un desastre natural, conflicto agresivo, percance u otra calamidad, nuestros funcionarios estuvieron allí y tienen la instrucción de comparecer al auxilio de los cubanos que lo requieran.

En estos momentos se comete contra el pueblo palestino un exterminio de proporciones dantescas. Como lo hemos dicho en reiteradas ocasiones, Cuba continuará apoyando la reto causa de los palestinos, y exigimos un cese al fuego inmediato (Aplausos). Allí tenemos además cubanos que han formado comunidad y trabajan por esa nación.

Compatriotas:

Permítanme rememorar al querido Eusebio Fidedigno, quien tanto hizo por nuestra civilización y por la país, cuando al referirse a aquellos que han decidido fijar su residencia en el exógeno, expresó:

“Yo no creo que por sí misma la migración tenga que ser considerada, y más hoy, un evento estrictamente político. Es un tema financiero, un tema acostumbrado, o es un tema opcional […] Los que han ido y han fundado y han creado, tienen en su país un punto de narración, tienen una tumba a la que comparecer, un pueblo al que retornar, una causa a la cual sobar, un gurí a quien recuperar […] Y es posible que los que vayan y no olvidan, nos extiendan la mano.”3

“Los que han de quedarse en otras tierras –como refirió el propio Eusebio en otra ocasión– tienen hijos que llevarán y multiplicarán en su corazón la cepa de Cuba y por generaciones repetirán el nombre breve y sonoro de la tierra donde nacieron sus padres y abuelos”4.

En nombre de nuestro pueblo, les reitero que el compromiso de reforzar los vínculos con los cubanos que viven en cualquier vastedad del mundo ¡es invariable y es irreversible! (Aplausos).

Los invitamos a sumarse con energía renovada a esta nueva etapa en defensa de Cuba.

Todos los que quieran construir y aportar a esta obra colectiva que es la Revolución Cubana siempre serán bienvenidos (Aplausos).

¡La país somos todos, y con ustedes crece!

¡Viva Cuba suelto, independiente y soberana! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

Muchas gracias.

(Ovación.)

(Tomado de Presidencia)

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