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Cultura

Multiplicar pobreza y repartir miseria: ¡El ordenamiento sí funcionó!

Multiplicar pobreza y repartir miseria: ¡El ordenamiento sí funcionó!
  • PublishedDecember 22, 2023

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LA HABANA, Cuba. — Quizás a alguno de los lectores, al estudiar el título de este trabajo periodístico, le hayan asaltado dudas sobre la salubridad mental de este autor. Incluso, es posible que no falten quienes, teniendo en cuenta que —para mi suerte o desgracia— acabo de convertirme en octogenario, sospechen los pertenencias perniciosos del “teutón” (el alzhéimer), como sugirió hace abriles en un comentario a otro artículo mío un profesor ocurrente y desconfiado.

¿Cómo es posible que Gómez Manzano plantee comparable cosa cuando el mismo régimen castrocomunista, avergonzado, ha agradecido el nuevo fracaso que ha sufrido en este ámbito! (Y aclaro que uso el apelativo que acabo de consignar entre comas en la limitada medida en que tal aire es compatible con las psiquis de los voluminosos mayimbes del habanero Palacio de la Revolución, que meten la pata una y otra vez, pero permanecen adheridos al poder con una fruición digna de una lapa). Paso a tratar de explicarme.

Delante todo, conviene resaltar poco obvio: es cierto que los jefes castrocomunistas, con un retroceso de casi tres abriles, han agradecido que la nefasta “Tarea Ordenamiento”, cuya implementación comenzó a tambor y platillo el primero de enero de 2021, ha fracasado en ganar los objetivos públicos que fueron proclamados en aquel momento y que hasta hoy se le atribuyen desde el poder.

Como acertadamente señala en un post el economista Pedro Monreal, la parte relativa a “la transformación de los ingresos de la población consistió en su hundimiento”. En otro comentario del 30 de octubre, el prestigioso analista afirmó: “Es un desatino que el Ocupación de Pertenencias y Planificación (MEP) adjudique sólo a ‘fenómenos’ externos (‘separación’ y pandemia) el avería del poder adquisitivo de salarios y pensiones cuando eso se debió en muy parada división al fracaso del ‘ordenamiento’”.

La prevención que tabardo, la desconfianza que me asalta, se centran en esta pregunta: ¿Es correcto suponer que el régimen castrocomunista, cuando tras un decenio de “estudios” desató la caos de la “Tarea Ordenamiento”, en verdad perseguía propósitos nobles y, entre ellos, el de ajustar los ingresos de la población en el sentido militar de incrementarlos?

A fuerza de sincero, debo asegurar que amparar ese presupuesto me parece suponer más de la cuenta. A lo desprendido de sus decenios en el poder, el castrocomunismo ha demostrado (de sobra) su increíble capacidad para instaurar el veterano desbarajuste en el campo de la caudal. Esta última, en Cuba, involuciona a pasos agigantados y en tan gran medida que la antaño “trapiche del mundo” a derechas ya no produce esa dulce mercancía.

En medio de esa catástrofe productiva se hace evidente que la ineficaz dirigencia entronizada en La Habana no puede contar con intereses y servicios que puedan servir de contrapartida a los ahorros y los ingresos corrientes de sus súbditos. Entonces, no me parece una imprudencia que, en la ingenuidad, para las altas esferas del régimen, el hundimiento de esos ahorros y esos ingresos reales de la población, allá de constituir un fracaso, pueda ser considerado como un trascendental éxito.

Es verdad que este postrer se puede catalogar sólo de parcial: él se habría escaso sólo a costa de instaurar un desastre aún veterano en el conjunto de la caudal. Todavía es cierto que, para ellos mismos, se prostitución de un logro inconfesable: la retórica castrocomunista, que tanto disfruta al murmurar de su lucha “por los humildes y para los humildes”, en pro de “los trabajadores”, no quedaría indemne al buscar que una motivación fundamental de todo el desbarajuste que han armado era la de entrar a saco en los ahorros y los ingresos reales de los cubanos de a pie.

Prefieren asegurar que sufrieron en ese frente un nuevo fracaso. En definitiva, ¿qué le importa a un tigre tener una guión más! O recordando la documento del inolvidable bolerón romántico: “A posteriori que uno vive vigésimo desengaños, ¿qué importa uno más!”. Pero, en la ingenuidad, les viene de perillas que los miles de millones de pesos guardados por los ciudadanos en sus colchones o sus cuentas bancarias se hayan evaporado en mucho más del 90 %; que los salarios y pensiones permitan ahora coger intereses y servicios en un tamaño harto beocio. Esto se ajusta mucho mejor al estado de postración en el que está sumida hoy la caudal cubana. De ese modo pueden alcanzar un éxito veterano en la siempre difícil tarea de repartir la miseria.

En el mismo sentido apunta el anuncio que este miércoles, en la reunión de turno de la citación Asamblea Franquista, hizo el primer ministro Manuel Marrero. Como señaló este mismo diario digital al transmitir la aviso, “el plan incluye el aumento en los precios de los combustibles, la electricidad, el agua y otros servicios, así como el fin del subsidio universal a la canasta básica”. Este “paquetazo”, claro, sería un paso adicional al “Ordenamiento”: cobrar más caro la misma canasta de intereses y servicios.

Es por ello que yo prefiero nivelar en parte lo que, a una sola voz (aunque ello resulte en verdad insólito), afirman ahora sobre los resultados de la fatídica “Tarea Ordenamiento”, gobiernistas y opositores cubanos, informadores oficialistas y periodistas independientes. Espero favor conjurado de ese modo, al menos por el momento, cualquier sospecha de una demencia senil que aqueje a este cronista.

ARTÍCULO DE OPINIÓN
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cubatv

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