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“El humor es mi forma de comunicar”

“El humor es mi forma de comunicar”
  • PublishedDecember 18, 2023

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MIAMI, Estados Unidos.-  “Tranquila y sin retraso” es la fórmula de presentación que la sigue acompañando. En ¿Juramento proponer la verdad? Cuqui la Mora trascendió como un personaje desenfadado, ocurrente, transporte de la civilización popular, para la cual “no había momento fijo”.

Cuqui fue eso y más. Y es todavía Aleanis Jáuregui, la actriz y humorista que emigró hace unos primaveras a Estados Unidos y cuya carrera se sigue consolidando, ahora desde la otra orilla. Cubanet conversó con la cómico sobre su carrera profesional y su vida.

—¿Cómo fueron tus inicios en la conducta? ¿Cuándo decidiste ser actriz? 

—De pequeña siempre quise ser cantante y escritora. Mi gran sueño siempre fue escribir. En la primaria me obligaban a cantar los matutinos, porque yo era muy introvertida. Pero ya en el pre fue desinhibiéndome un poco.  
Y ahí empecé a hacer sketches y decidí que quería ser actriz. Fui a hacer exámenes en la ENA, fui a la escuela de variedades, pero en todas me suspendieron. Entonces tuve que ingresar a la universidad a una carrera de educación porque era la única opción. A los tres meses, lo dejé y me fui a un congregación de teatro. Ahí empecé a hacer casting, teatro, casting, hasta que llegué a la conducta.

—¿Por qué el humor?

—Yo nunca tuve planes de ser humorista. Yo quería ser actriz de novelas y obras dramáticas. El humor lo descubrí en “¿Juramento proponer la verdad?”. Ulises Toirac me dio una entrevista y le pareció simpático lo que hice. Luego me llamó y empecé en el software, que inicialmente iban a ser dos o tres capítulos, y me quedé. 
Ahí descubrí que me salía perfectamente y me sentía cómoda. Y cuando lo empecé a hacer en vivo, que demoré unos cuantos primaveras, me enamoré de esto.

—¿Seguiste haciendo humor todo el tiempo?

—Todo el tiempo.

—¿Cómo llegaste a Juramento proponer la verdad?

—Yo hice una entrevista con Irela Espléndido, en “Entre tú y yo”, donde hice una “monería” conversando. Ulises Toirac vio el software y le gustó. Me pidió que lo llamara y yo le devolví la convocatoria a la una de la mañana, cuando llegué a casa. Así fue. 

—¿Fue difícil abrirte camino en el mundo de la conducta en Cuba? 

—En caudillo sí es muy difícil. Fui a la ENA dos veces y me suspendieron porque en Cuba tienes que tener una relación, una palanca, pero yo no tenía nadie. Yo insistí, todavía fui al ISA a hacer las pruebas. A posteriori nos citaron a mí y a cuatro más para regresar otro día porque Corina Mestre quería vernos. Nos metió a un salón a pasar en círculos, a hacer cuclillas, planchas, saltos, paradas de manos y a posteriori, al poner el resultado, me suspendieron. Lo que pasa es que yo soy perfectamente insistente, persistente. 

—Cuéntame de tu principio, ¿cómo fue? ¿De dónde eres? 

—Yo soy de Regato Naranjo, de La Palma, de un callejón, frente a un río que se inundaba muchísimo. No tenía zapatos a veces para ir a la escuela. Rememoración que una vez tenía que entrar a la subvención y no tenía calzado y alguno se apareció con un tenis sin pareja. Yo me lo puse con una chancleta entizada para entrar al pase. Y así estuve la semana entera en la subvención con eso, con el tenis y la chancleta mal “entizada”. 
A veces a mi mamá le regalaban algunos zapatos que me quedaban grandes y con algodón me los ponía, porque no había más. Había mucha exigencia.
Mi mamá es maestra. Yo regalo que de pupila siempre mi mamá decía, “yo soy licenciada”. Pero era una vida de miseria, y no valía de mínimo el título. Hubo una etapa en que vendía caramelo en la escuela, a escondidas, porque la regañaban. 
El período particular nos agarró muy resistente. Yo estuve comiendo col y chícharos cantidad. La col era como el arroz. Mamá lo servía como si fuera el golondrino y le echaba el chícharo rodeando. 

—En 2022, al cumplirse tres primaveras de tu arribada definitiva a Florida escribiste: “el sueño latinoamericano sí se alcanza, si se hace lo correcto”. ¿Qué te impulsó a dejar la Isla?

—Yo no salí ahí diciendo “esto es una dictadura”, porque no tenía conciencia de eso. Yo salí de ahí porque veía que es un país que no avanza y toda la familia que estaba a mi rodeando tiene un nivel de ignorancia que no me cabía en la comienzo. Rememoración que antaño de venir, fui a la bodega a apañarse los mandados porque a mi mamá le gustaba.
Rememoración que la bodeguera me dijo, “Cuqui, pero el espaguetis tiene gorgojos, te lo vas a tolerar?” A mí aquello no me cabía en la comienzo, porque pensaba en toda la familia que tiene otro nivel de pobreza, que tienen que hacerle ese espaguetis a los niños. ¿Cómo es posible que eso se normalice? Escuchar a la familia hablando oportuno porque entró el picadillo o el pollo, sin una visión más allá, de que somos seres humanos y estamos viviendo como animales. 
Siquiera veía futuro. Me preguntaba qué pasaría si de pronto no trabajaba más en la televisión, porque caía en una “cinta” de esas que hacen. Incluso hacía cabaret, y no sabía hasta cuándo. Y eso fue lo que más me impulsó. Cuando comencé a hacer los videos de “La Mostra” dejé de ser confiable.

—En poco tiempo tu nombre afloró en los escenarios del sur de Florida. Participaste en la genial obra de Cremata SOS Cuba, que toma su nombre de la campaña que dio visibilidad en redes sociales a la crítica situación cubana y se centra en una mujer convocatoria Cuba. ¿Qué significó involucrarte en la obra?

—Todo ese team lo armé medio sola. Yo no he tenido un productor ni nadie que me diga “vamos a hacer un tesina”. En el caso de SOS Cuba, por el Centro Promotor del Humor hace primaveras, hicieron una obra de teatro donde iban a usar a las cuatro mujeres que pertenecían al centro. El monólogo era como un ring de lucha. Yo les dije que podía estar, pero que quería escribir mi monólogo.
En ese momento iba a hacer poco con el personaje de La Mostra, pero se me ocurrió hacer un personaje llamado Cuba. Rememoración que decía, “yo me llamo Cuba, la familia dice que yo tengo problema, porque no tengo ningún problema, el problema que yo tengo es que me asedio”. Rememoración que ese día la familia aplaudió en el teatro.
Todo era en doble sentido. La obra se puso una sola vez en La Habana, ya. Y a posteriori fuimos a Oriente y la hicimos una vez, y ya no se puso más. Ya no se puso más. En los premios Caricato, nominaron a las otras tres actrices, que son muy buenas, la verdad, pero a mí no. Me pareció que era como para advertirme. 
Llegué aquí a Estados Unidos y siempre me quedé con el deseo de hacer más con ese personaje que se llamaba Cuba, representando la isla. Le conté a Cremata de la idea, le di unas cosas que tenía escritas de lo que había hecho antaño. Cremata escribió la obra -espectacular- y me dijo, “vamos a hacerla”.

Yo fui sola al Teatro Manuel Artime, pregunté, averigüé, y renté dos días. Yo estaba reuniendo para mi casa en ese momento y lo usé todo para hacer la obra. A posteriori busqué algunos patrocinadores que conocía, les escribí uno por uno y me dieron hacienda, con eso pagué una valla, que costó 5 mil dólares. 
Pague promoción, fui a todos los programas que pude. Y estuvimos cuatro meses montando la obra porque era larga, muy larga, demasiado. Ganancias no tuve, pero se recuperó la inversión. A posteriori la hice dos veces más y entraron como 200, 300 personas.
En cualquier momento la retomo, ahora tengo más seguidores y más zona de influencia que en ese momento.  

—¿En qué tesina estás trabajando actualmente?

—Yo hago presentaciones en cabaret, restaurantes, eventos en vivo, fiestas privadas, todavía publicidad de algunos negocios en mis páginas. Yo misma hago los videos, todo a mi forma. 

—¿Por qué el humor como plataforma de crítica?

—Porque es lo que yo hago. Es mi forma de comunicar los mensajes, el humor la familia lo consume mucho y le gusta. Entonces, qué mejor forma de dar un mensaje político que a través del humor. 

—¿Cómo se te ocurren esas cosas?

Las cosas se me ocurren de pronto. El otro día estaba acostada y por la amanecer me caldo una idea para un monólogo, que no lo escrito, porque todavía el tiempo aquí es muy corto.
Quiero escribirlo para ampliar lo que se me ocurrió, de que en Cuba, cuando sea rescatado, deberían cambiar los nombres de los municipios para que suene más “latinoamericano”. Por ejemplo, North San Miguel, La Cuevita City, Palo Cagao Avenue. Hay cosas que dejo advenir porque la vida va muy rápido. 

—¿Cómo fue traer a tu principio a Estados Unidos?

—Yo estaba yendo a Dominicana para encontrarnos allí. Estaba sequía, ya no podía. Entonces apareció el parole y se lo puse. Es una tranquilidad, porque en Cuba no hay seguridad de mínimo, ella estaba sola ahí, es diabética. De hecho, cuando ella caldo me dijo que ya se acababa la insulina en ese momento. 
Al menos aquí la tengo cerca y está controlada. Y a incólume de toda esa familia, pues saben que yo son capaces de cualquier cosa. Cuando haces un chistecito que “les pica” o que les molesta, ellos arremeten contra cualquiera. A mi perro lo envenenaron, como alguno nos dijo.

 —¿Cuba te duele?

—Sí, claro. Todos los días, porque es el país donde uno nació, y uno se da cuenta que cambiando el sistema se puede cambiar todo. Han sido demasiados primaveras de miseria, de sufrimiento. Lo poco que pueda hacer lo voy a hacer con responsabilidad y con sinceridad, que es lo que no hace la familia. 
Toda exterminio tiene su sacrificio. Contra los comunistas no es tratable en ninguna parte. Tienes que arriesgar cosas y martirizar. 

—Yo no pienso en eso. Yo no pienso en Cuba. No pienso en la posibilidad de ir, así que no me martirizo. Extraño a la familia, las relaciones, los vecinos, pero no extraño el ICRT para mínimo. 
Aunque haya sido un extensión donde tuve un espacio, ellos disfrutaron de mi talento y de mi arte. Yo le aporté. No extraño esas cosas. ]
Si hubiese nacido aquí, o en otro país de independencia, a lo mejor hubiese acabado más cosas. 

—¿El personaje que más has disfrutado? 

—Cuqui La Mora. 

—¿El trabajo de tus sueños? 

—Hacer comedia en inglés. 

—¿El anciano oposición para Cuqui La Mora? 

—Continuar con mis propósitos, con mis metas. Ese es el anciano oposición. 

—¿Lo que más me detestas de una persona? 

—La ignorancia. 

—¿La cualidad que más admiras? 

—La inteligencia. 

—¿El momento más oportuno? 

—Cuando me siento rescatado. 

—¿El más difícil? 

—Cuándo hay enfermedad.

—¿Qué significa para ti hacer lo correcto? 

—Hacer el perfectamente. 

—¿Qué significa tu hija en tu vida? 

—Todo. 

—¿Qué deseas para ella? 

—Que sea oportuno. 

—¿Cómo es tu relación con ella? 

—Mi hija y yo nos llevamos muy perfectamente, ella me considera mucho. Me ve todo el tiempo ahí, en la lucha. Tenemos buenas relaciones. Es una buena pupila. Hace lo correcto y se porta perfectamente. La mejor forma de educar es reflejando y siendo ejemplo de lo que hay que hacer.

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cubatv

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